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Rocio Castro. Departamento de Comunicación.
23 de octubre de 2008
Fuente: Times on line. 20 de octubre de 2008
¿En qué medida los biocombustibles pueden tener un papel protagonista en la disminución de las emisiones mundiales? Teniendo en cuenta los indicios de que pueden afectar los precios de los alimentos y llevar a la deforestación, la que por sí misma puede causar emisiones considerables de dióxido de carbono, ¿cómo pueden justificarse como solución para afrontar el cambio climático?
Los biocombustibles ya desempeñan un papel decisivo en la diversificación de los suministros de energía: son la respuesta correcta para la seguridad energética y el cambio climático. Se prevé que este año proporcionen el mayor aumento individual de la producción de combustibles líquidos fuera de la OPEP. Pero todo el potencial de los biocombustibles se ha visto entorpecido por el alarmismo y la información errónea de los medios de comunicación y existe el riesgo de que se adopten políticas equivocadas. Los principios clave que los políticos deben tener presentes son cuatro. En primer lugar, atenerse a los objetivos anunciados para los biocombustibles, de lo contrario existe un riesgo de desestabilización de las condiciones de inversión en fuentes de energía renovables europeas durante una generación. En segundo lugar, evitar elegir ganadores y perdedores basándose en la materia prima. La manera correcta de distinguir entre biocombustibles buenos y malos es emplear pautas claras, estables y predecibles de CO2 y de sostenibilidad. En tercer lugar, no dar prioridad a la política frente a la ciencia. Un ejemplo es el impacto indirecto del aumento de los biocombustibles en las emisiones de gases con efecto invernadero debido a los consecuentes cambios en el uso del suelo. Aunque tiene su importancia, pero no se ha comprobado suficientemente bien que sea el origen de los cambios radicales de política. Por último, reconocer a los biocombustibles como una mercancía mundial emergente. Las importaciones deben desempeñar un papel clave junto a la producción interior.
¿Se necesita una nueva tecnología para alcanzar su potencial?
Los gobiernos deben promover una serie de biocombustibles. Esto es, biocombustibles «buenos» de primera generación – que incluyen la mayoría de los proyectos de bioetanol, desde la caña de azúcar brasileña hasta varios combustibles obtenidos de los cereales – y biocombustibles avanzados. Los biocombustibles celulósicos son muy prometedores, aunque antes deben disminuir sus costes. Pero, como siempre, no existen las soluciones milagrosas. Los políticos deben evitar elegir las tecnologías ganadoras que podrían dar lugar a consecuencias imprevistas. En cambio, el mejor enfoque es establecer criterios claros y predecibles y dejar que el mercado innove dentro de las normas establecidas.
Lord Turner hizo un llamamiento esta semana para que el Reino Unido reduzca drásticamente sus emisiones de carbono, en un 80% para 2050. ¿Qué tipo de iniciativas políticas considera necesarias para cumplir esos ambiciosos objetivos?
Respaldo insistentemente el objetivo del 80%. Da una señal clara y brinda credibilidad al Reino Unido como líder europeo y mundial. Para llegar a ese objetivo se necesita un enfoque totalizador: acción en todos los sectores económicos del Reino Unido y cambios simultáneos importantes en los consumidores, el gobierno y las empresas. Pero sin duda los dos mayores desafíos son modificar nuestra manera de emplear y producir la energía: debemos lograr estilos de vida que reduzcan el consumo de energía – a través de una revolución en la eficiencia energética – y energías menos productoras de carbono, fundamentalmente cambiando la mezcla energética empleada en favor de tecnologías que reducen las emisiones de carbono. Ambos desafíos requieren un paquete de políticas fiscales y reglamentarias, así como un fomento de la educación pública. No será una labor simple ni fácil.
¿Es suficiente el liderazgo británico en el cambio climático?
El Reino Unido lidera al mundo en la comprensión de las dimensiones científicas y económicas de este reto y en el diseño de las políticas que son necesarias. Gracias a la labor de David King, Nick Stern y muchos otros, ahora existe un programa claro de lo que debe hacerse. En este momento el problema es traducir las políticas en acciones. Y esa es una cuestión política: gestionar las compensaciones entre el presente y el futuro, entre los grupos de interés que ganan y que pierden y entre el cambio climático y los otros objetivos políticos. El santo y seña es la ejecución y requerirá un liderazgo político que trascienda la política electoral y los ciclos económicos de corto plazo. También requerirá mucho trabajo técnico, duro y políticamente poco atractivo.
¿Qué otras medidas le gustaría que tomaran el Reino Unido y la Unión Europea para alcanzar un marco duradero y eficaz para reducir las emisiones mundiales en la reunión de Copenhague de 2009?
Se está logrando un consenso sobre los objetivos que deben acordarse en Copenhague, aunque aún está pendiente la cuestión más espinosa que es qué medidas deben tomar los países grandes en desarrollo y cómo deben verificarse. Pero ha habido menos debates sobre el marco institucional necesario para lograr estos objetivos. Creo que la respuesta no es reinventar la rueda sino ampliar, profundizar y interrelacionar las instituciones con que ya contamos. Sin embargo, se necesitarán varias ampliaciones, en particular para facilitar el aumento de los flujos internacionales destinados a financiar la reducción de las emisiones de gases con efecto invernadero. Es preciso crear un organismo nuevo – que podemos denominar Fondo Internacional para la Reducción de las Emisiones de Carbono – que proporcione liquidez a los mercados internacionales del carbono emergentes y supervise los efectos nacionales y regionales que han proliferado en la década pasada. El Mecanismo de desarrollo limpio seguirá siendo un instrumento importante para comprometer a algunos países en desarrollo. Pero debe ajustarse y lograr que sea menos burocrático. Por último, los marcos financieros para reducir los gases con efecto invernadero deben adaptarse para incluir la deforestación, que es la responsable de la quinta parte de las emisiones mundiales. El primer paso clave es eliminar la prohibición que rige sobre los créditos forestales en el Régimen de comercialización de los derechos de emisión de la Unión Europea.
¿Cómo cree que afectará la actual crisis de los mercados financieros a los esfuerzos globales de reducción las emisiones de carbono?
Aunque la crisis financiera domina los titulares, es esencial que el cambio climático siga siendo una prioridad política. Por suerte, ha habido varios signos claros en las últimas semanas que indican que lo sigue siendo. La decisión de la última semana tomada por los líderes nacionales de mantener el ambicioso paquete de medidas contra el cambio climático de la Unión Europea, a pesar de la preocupación de varios estados miembro, es un muy buen precedente. El liderazgo de la Unión Europea en materia energética y climática es absolutamente crucial: creo que es algo en que aún los euroescépticos están de acuerdo. Otro signo positivo es la inclusión de una asignación impositiva de 17.000 millones de dólares para energías renovables en la tercera ley de rescate de Estado Unidos, a pesar de sus limitaciones fiscales sin precedentes. En el ámbito de nuestro país, la decisión del Reino Unido de fusionar energía y clima en un nuevo ministerio es un cambio muy positivo. Finalmente, cada vez se reconoce más en todas partes la importancia de la intervención del gobierno en la orientación de los mercados. Tratar los mercados como unidades de ejecución de objetivos sociales recomendados con cuidado me parece un enfoque global adecuado para afrontar el cambio climático.
¿Durante cuánto tiempo considera que los combustibles fósiles seguirán siendo la principal fuente de energía?
Teniendo en cuenta que se anticipa un aumento de la demanda de energía del 50% para 2030, crecerán todos los tipos de energía, incluidos los combustibles fósiles. No obstante, es probable que las fuentes que reducen las emisiones de carbono crezcan mucho más rápidamente, lo que con el tiempo dará lugar a una mezcla energética más diversificada. En diversos casos hipotéticos, el carbón y el gas dejarán de dominar la generación de energía en las próximas dos décadas, y pasarán a ser dos de las numerosas opciones competitivas en una situación en que la emisión de carbono está limitada. En la actualidad, un 95% de combustibles para el transporte dependen de combustibles derivados del petróleo, de modo que es probable que la diversificación lleve más tiempo. Esta es otra de las razones que hacen tan importantes los biocombustibles.
¿Considera que los precios del petróleo han alcanzado su máximo?
El petróleo es una mercancía y lo único que podemos dar por seguro sobre el negocio de las mercancías es que es cíclico y que sus precios varían. En este momento, el malestar debido a la crisis financiera está llevando al debilitamiento de las expectativas de la demanda. Este hecho, unido a que se espera que varios cientos de miles de barriles de la producción no procedente de la OPEP estén disponibles en el mercado en los próximos meses, está conduciendo a un aumento de un excedente de la capacidad de producción y, por lo tanto, a una presión descendente en los precios. Sin embargo, hay dos factores que probablemente mantendrán el coste mínimo de los precios en el largo plazo. El primero son los costes de la producción de petróleo, que se han duplicado, aproximadamente, desde 2005, ya que el barril marginal se ha vuelto más difícil de extraer desde el punto de vista técnico. El otro es la capacidad de la OPEP de limitar su producción, en un momento en que la tendencia de su participación en el mercado está en aumento.
La AIE predice que la producción mundial de petróleo alcanzará los 116 millones de barriles al día en 2030, un nivel que algunos han cuestionado. ¿Cree que la producción puede aumentar tanto? ¿Durante cuánto tiempo puede ser sostenible?
No creo que haya limitaciones geológicas graves para llegar a ese nivel. Es probable que las mayores barreras estén sobre la tierra y que tengan su origen en las políticas asociadas a la concentración creciente de los suministros de petróleo y gas. Al mismo tiempo, en la actualidad la demanda de petróleo está disminuyendo en la OCDE, en 800.000 barriles o más este año. Si se produce una ralentización mundial grave, el crecimiento de la demanda también caerá en los países que no pertenecen a la OCDE. A mi modo de ver, es más probable que el precio máximo del petróleo se produzca como consecuencia de una disminución de la demanda, más que por las limitaciones del suministro.
- Lord Browne of Madingley es presidente de la Real Academia de Ingeniería británica y presidente del Departamento de Energía Global de Accenture